El joven aprendiz pasará por las fases necesarias para poder transformarse él mismo en un Artista y poder crear vida. Pues el proceso finalmente es interior: la transformación de la obra solamente tendrá lugar si el alfarero tiene en su interior la Vida que debe soplar.
Es en ése momento cuando el aprendiz cierra los ojos y se abandona: se abandona a su verdadero Ser ya transformado, que es el que crea realmente la Obra: o mejor dicho, la recuerda.
El aprendizaje significativo se trata aquí de entregar las herramientas, en este caso el barro, nosotros lo trabajamos y le damos forma para alcanzar lo que queremos. El maestro da un modelo a seguir pero esto es solo el reflejo de que en la vida los proyectos requieren de compromiso, y dedicación; al principió no será perfecto, pero cada intento, cada esfuerzo vale, hasta que al final se ve el producto final, la obra de arte.
La perseverancia, la fe y la confianza son la clave del éxito.
Cuando le damos vida a nuestros sueños a veces vemos difícil alcanzarlos, moldearlos, pero debo seguir creyendo en lo que se y lo que ha practicado.
También lo puedo ver del lado en que nosotros somos el barro que se va moldeando a través del aprender, de la experiencia, del trabajo y del esfuerzo del alfarero. Todos cumplimos un propósito en la vida y en momentos huimos de la mano del alfarero que quiere que saquemos lo mejor de nuestro interior para ver desarrollado su sueño, el sueño de ser su reflejo. Él colocó de su aliento de vida en nosotros, soplo vida en nosotros y está esperando ver el fruto de todo el conocimiento que a depositado en nosotros.
Dios nos compara como el barro y dice que Él es el alfarero
“y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.” “He aquí que como el barro en la amno del alfarero a si son ustedes en mi mano..” Jeremía 18: 4 y 6
13 de septiembre de 2011, 8:07
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